Mi nombre es Lola López de la Orden y este blog nació de mi afición por la cocina. Para mí es uno de mis mayores ocios y disfruto con ella. Espero transmitiros ese gusto por cocinar y que disfrutéis también.
El croque-monsieur apareció por primera vez en la carta de un café parisino en 1910, un café situado en el Boulevard de los Capuchinos de París, aunque se desconoce la procedencia de su nombre. El término croque hace referencia al crujir de las tostadas, y hay una versión monsieur y otra madame, ésta con un huevo frito encima.
Se trata de un sándwich muy sencillo y rico, con unos ingredientes fáciles de encontrar, ya que se necesita pan de molde, jamón cocido, queso gruyere o emmental, o algún otro que funda bien, y salsa bechamel.
Ponemos en una bandeja de horno tres rodajas de pan de molde y las untamos con bechamel, encima ponemos una loncha de queso y otra de jamón cocido.
Untamos las otras rodajas de pan con bechamel y las ponemos encima con la bechamel hacia dentro. Echamos más bechamel por encima de los tres sandwichs y espolvoreamos con queso rallado.
Los metemos en el horno precalentado a 180º y, cuando la superficie esté doradita, ya están listos para comer.
Están deliciosos y llenan bastante, por lo que recomiendo acompañar con una ensalada.
Este pastel de verduras lleva berenjenas y calabacines pero se pueden añadir otras verduras que tengamos o nos apetezcan. He hecho dos bandejas, una con carne y otra sin carne, para que puedan tonarlo los vegetarianos. Las dos estaban buenísimas.
Qué necesitamos:
Dos berenjenas
Dos calabacines
Carne picada de cerdo y ternera mezclada
Dos dientes de ajos
Tomate frito
Queso rallado que se funda bien
Para la bechamel:
Tres cucharadas soperas de harina fina
Una cucharada sopera de mantequilla
Dos vasos de leche
Sal
Cómo se hace:
Cortamos las berenjenas y los calabacines en rodajas y las ponemos en el horno con un chorrito de aceite y sal para que se ablanden un poco, sin llegar a asarlas del todo.
Sofreímos el ajo pelado y picado en una sartén con un poco de aceite y echamos la carne, la pasamos con el ajo y el aceite hasta que se haga y no se vea cruda.
Sacamos las verduras del horno y vamos colocando por capas los ingredientes en una fuente de horno: berenjenas, carne, tomate frito, calabacines, y de nuevo otra capa más de cada uno de estos ingredientes.
Cubrimos con bechamel y echamos por encima abundante queso rallado.
Calentamos el horno a 180º y metemos las bandejas hasta que veamos que la superficie está dorada. Es un plato riquísimo y muy completo, ¡probadlo!.
Y si no queremos carne lo hacemos igual pero sin poner carne picada, solo las verduras y el tomate frito.
Las mieles andaluzas destacan por su gran pureza y la que se produce en la provincia de Cádiz es de una magnífica calidad, gran parte de ella con certificación de ecológica. La zona gaditana presenta ecosistemas muy dotados para el aprovechamiento apícola, ofreciendo un hábitat natural propicio para la abundante producción de plantas aromáticas y medicinales de donde proviene la miel, tanto en la zona de Sierra como en el interior o en la costa. Las mieles andaluzas destacan por su gran pureza y la que se produce en la provincia de Cádiz es de una magnífica calidad, gran parte de ella con certificación de ecológica. La zona gaditana presenta ecosistemas muy dotados para el aprovechamiento apícola, ofreciendo un hábitat natural propicio para la abundante producción de plantas aromáticas y medicinales de donde proviene la miel, tanto en la zona de Sierra como en el interior o en la costa. Todas las mieles tienden a cristalizarse, especialmente si contienen mucha glucosa y el frío es intenso. Por el contrario, las mieles ricas en fructuosa, por ejemplo la que se obtiene de la salvia silvestre, permanecen licuadas durante más tiempo. Si la miel está cristalizada no hay que preocuparse, es señal de pureza. Si se quiere consumir un poco menos densa debemos calentarla al baño María. Con miel se pueden hacer muchos tipos de dulces, como estos roscos tan ricos.
Que necesitamos:
3 huevos
Un vaso y medio de aceite de oliva virgen extra
375 gramos de azúcar
Un limón
100 gramos de canela en polvo
Una cucharadita de bicarbonato
Un vaso de miel
Medio kilo de harina
Cómo se hacen:
Echamos los huevos en un cuenco grande y añadimos el aceite de oliva. Después echamos el azúcar y ralladura de un limón, la canela en polvo, una cucharadita de bicarbonato y la miel. Mezclamos y amasamos muy bien.
Cuando la masa sea uniforme se va añadiendo la harina poco a poco. Si vemos que con el medio kilo no queda consistente añadimos un poco más.
La dejamos reposar 15 minutos. Formamos los roscos, cogiendo un poco de masa, estirándola en forma de cilindro y uniendo los extremos. Los colocamos en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal.
Precalentamos el horno a 180ºC. Cuando esté caliente se meten los roscos 15 minutos, pasado este tiempo vemos si ya están hechos y, si es así, ya los tenemos listos.
Este es uno de los platos más tradicionales de nuestra cocina, el cóctel de marisco, que se solía poner en las mesas en ocasiones especiales, comidas navideñas, celebraciones…Con el paso del tiempo ha perdido popularidad pero en mi casa lo seguimos tomando con relativa frecuencia. Como cóctel de marisco puede llevar trozos de pescado, gambas, langostinos…, en esta ocasión solo he usado langostinos, unos langostinos de estero sabrosos y riquísimos.
Para la salsa se usa normalmente una salsa rosa hecha con mayonesa, ketchup, brandy, y para esta receta he añadido un poco de zumo de naranja que le da un sabor estupendo.
Qué necesitamos:
Langostinos frescos o cocidos
Lechuga
Salsa mayonesa
Pimienta molida
Ketchup
Brandy de Jerez
Zumo de naranja
Sal gorda
Cómo se hace:
En primer lugar, si hemos comprado los langostinos crudos, tenemos que cocerlos en agua con sal gorda y abundante. En este enlace podéis ver a Fernando “Bigote” cociendo sus famosos langostinos de Sanlúcar. Es muy sencillo, ponemos el agua con la sal a cocer y, cuando hierva, echamos los langostinos. Cuando vuelva a abrir los sacamos y pasamos por agua fría para cortar el calor. Así quedan frescos y crujientes.
Los pelamos y apartamos. Cortamos la lechuga finita y ponemos un poco en cada cuenco individual. Encima colocamos algunos langostinos que pueden estar cortados.
Hacemos la salsa rosa. En primer lugar hacemos una mayonesa espesa, añadimos ketchup hasta que tome color rosa, un buen chorro de brandy y un poco de zumo de naranja. Mezclamos muy bien para que quede homogénea.
Echamos salsa en cada cuenco y, por último, decoramos con un langostino entero. Riquísimo y sabroso plato para todas las épocas del año.
Estamos en plena Cuaresma y uno de los platos típicos es el potaje de vigilia. Este plato lleva, entre otros ingredientes, bacalao, y su receta se encuentra en múltiples páginas webs y blogs de cocina. Yo he preferido aportar una receta distinta, sin bacalao, solo con verduras y con algunos toques especiales como el curry y la cúrcuma. El resultado es espectacular.
La cúrcuma es buenísima para los trastornos digestivos, evita la acidez, el ardor, las flatulencias…, así que es ideal para añadirla a un guiso de legumbres. El curry aporta su sabor y olor tan especiales, por lo que debe añadirse un poco menos. Ambos ingredientes hacen de este guiso un plato exquisito.
Qué necesitamos:
Un puñado de garbanzos por comensal (4)
Un tomate
Un pimiento verde
Una cebolleta
Media cebolla
Medio puerro
Una zanahoria grande
Dos dientes de ajo
Una cucharada de cúrcuma
Una cucharadita de curry
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Cómo se hace:
Cubrimos el fondo de una olla con aceite, yo uso la olla rápida pero se puede usar una olla normal. Sofreímos la cebolla, la cebolleta, el puerro, el pimiento, el ajo y el tomate, todo picadito.
Cuando esté sofrito añadimos la zanahoria pelada y cortada, removemos y añadimos el curry y la cúrcuma, salamos a gusto y echamos los garbanzos, que habrán estado en remojo una noche o un día en agua.
Cubrimos con agua y los dejamos hacer, si es en olla rápida bastan veinte minutos, si no hasta que estén tiernos los garbanzos.
Un plato delicioso y nutritivo, además de muy sano.
Esta receta la aprendí en un taller de cocina thailandesa en el que participé hace poco, se llevó a cabo en 5 Senses en Jerez de la Frontera. En los talleres que organiza Alicia se aprende mucho además de pasar un buen rato.
El Satay es una plato que consiste en cortar la carne en tiras o taquitos, puede ser pollo, cerdo, ternera… o pescados y mariscos. Se marinan con especias y otros ingredientes, se hacen pinchitos con los trozos y se cocinan a la brasa.
Los ingredientes son fáciles de conseguir en tiendas especializadas o secciones de los supermercados dedicadas a productos orientales.
Qué necesitamos:
Medio kilo de pechugas de pollo
Medio vaso de leche de coco
Un diente de ajo
Media cebolla
Una cucharadita de cúrcuma
Una cucharadita de cilantro molido
Una cucharadita de comino molido
Una lima
Sal
Para la salsa Satay:
Una chalota
Un diente de ajo
Una cucharada de curry rojo
Un puñado de cacahuetes
Una cucharada de salsa de tomate
Un vaso de leche de coco
Sal
Azúcar moreno
Aceite de girasol
Salsa de pescado thai
Una lima
Cómo se hace:
Se cortan las pechugas en tiras gorditas y se ponen a macerar con la leche de coco, cúrcuma, comino y cilantro molido, un diente de ajo rallado y zumo de media lima. Añadimos sal gorda. Lo mejor es dejarlas macerar toda la noche para que cojan bien el sabor. Podemos pasar de forma rápida las especias por una sartén, sin aceite, para aumentar su sabor, antes de añadirlas, pero si no lo hacemos no pasa nada, sale muy bien también.
Hacemos la salsa para acompañar el pollo:
En una olla con dos cucharadas de aceite de girasol se echa el diente de ajo rallado y se dora a fuego bajo. Picar la chalota y dorar también. Añadir la cucharada de curry rojo, mover, y añadir la salsa de tomate. Agregar la leche de coco y los cacahuetes machacados, dejar cocer unos quince minutos y, cuando falten cinco minutos, añadimos la salsa de pescado y el zumo de media lima, sal, azúcar y listo.
Cuando vayamos a tomar el pollo lo sacamos y ensartamos en pinchitos de madera, para hacerlos en una plancha con aceite de girasol. Se acompañan con la salsa Satay. Los pinchitos se pueden colocar, si queremos, sobre un poco de arroz blanco especiado. Están buenísimos.
Esta receta se puede llamar de muchas formas pero he querido poner esta porque no se trata de pez espada en tomate ni con salsa de tomate, sino de un acompañamiento distinto y muy rico.
El pez espada cortado en tacos está riquísimo guisado, tipo marmitako, con gambas, con salsa de tomate…todas estas recetas las tenéis en este blog. Pero esta nueva receta tiene como protagonista un filete de pez espada a la plancha, así de sencillo, con la gracia del plato que consiste en el acompañamiento.
Qué necesitamos:
Dos filetes de pez espada
Un tomate
Dos dientes de ajo
Una cebolleta
Perejil fresco
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Cómo se hace:
Sofreímos en una sartén con aceite el ajo y el perejil picados hasta que se doren, y reservamos.
En otra sartén sofreímos el tomate y la cebolleta picados hasta que el tomate se deshaga. Salamos a gusto.
Hacemos el filete de pez espada en una parrilla por ambas caras, salamos y lo ponemos en el plato. Echamos por encima el ajo con el perejil y al lado ponemos el tomate con la cebolleta.
Nos lo tomamos mezclando cada bocado de pescado con el tomate y cebolleta que, junto al sabor del ajito y el perejil, queda buenísimo.
Aunque aún no ha llegado oficialmente la primavera estamos disfrutando de un tiempo primaveral. Hace calor. Y con este tiempo ya apetecen las ensaladas, aunque una buena ensalada viene bien siempre. Esta tiene fresas, y su inclusión como ingrediente ha sido de casualidad, pues compré fresas y, como duran tan poco tiempo porque se echan a perder muy pronto, algunas se pusieron algo pochas, así que las aproveché para incluirla las partes buenas en esta ensalada.
Cuando se compran fresas hay que tener en cuenta varias cosas, no debemos guardarlas en cuencos amontonadas, deben estar sueltas entre ellas. No se les debe quitar el rabito antes de comerlas, y no se deben lavar hasta la hora de tomarlas. Pero si a pesar de tener en cuenta estos detalles se nos ponen algunas feas…pues las aprovechamos para hacer mermelada, salsas…o incluirlas en una ensalada. En este blog tengo publicadas varias recetas con fresas, no solo postres, así que invito a poner “fresas” en el buscador y ver más posibilidades.
Es la tercera vez que voy al restaurante Mantúa, y cuando se repite y se vuelve a repetir por algo será.
La experiencia gastronómica en Mantúa es estupenda, reúne todo. El local, el ambiente, el servicio, los detalles y, por supuesto, la comida. Cada plato es un bocado exquisito, lleno de sabor, con mucho trabajo detrás, muy elaborado. Todos los ingredientes que Israel usa son de cercanía, casi todos de la provincia de Cádiz, así como los vinos de la carta. En ella hay una gran representación de los vinos de nuestra tierra.
dav
A Israel Ramos le han hecho muchas entrevistas desde que obtuvo la codiciada estrella Michelín, pero hay una en la que dijo una cosa que me encantó, y que dice mucho sobre cómo es él, “Le estrella es un sueño, pero seré cocinero cuando iguale la berza de mi madre”. Un aplauso.
Pues a Mantúa nos fuimos para disfrutar de una celebración familiar y, de nuevo, salimos encantados. No me extiendo mucho sobre el restaurante e Israel porque para ello remito a las publicaciones en mi blog, la primera de septiembre de 2017 y la segunda de febrero de 2020.
Sí voy a contar lo que tomamos porque, como he dicho, merece la pena conocer su cocina. El restaurante ofrece dos menús, el Arcilla, que vale 70 euros, y el Caliza que vale 90 euros. Nos decantamos por el primero ya que nuestros estómagos no están para más de 16 platos.
Como aperitivos empezamos con una Sopa de cangrejo un pelín picante
Buñuelo de papas con chocos
Picaña madurada y queso payoyo
Bollito con cachuela de conejo
Buñuelo de ortiguillas
Pasamos a los platos salados, comenzando con un cogollo de lechuga con una salsa que estaba para chuparse los dedos, así hicimos pues se come con los dedos, riquísima
Pero no importa, uno de los detalles que ofrecen son unas toallitas húmedas para limpiarse los dedos después.
Ensalada de atún
Setas con espuma de tocino y trufa
Boloñesa de cañaíllas y puchero
Bacalao con habitas tiernísimas
Pescado de mercado, en este caso corvina a baja temperatura con base de espinacas
Molleja y piparras
mde
Otro detalle, no me gustan las mollejas y me cambiaron el plato por cerdo ibérico con idéntico acompañamiento
Medallón de ciervo con salsa de chocolate
Surtido de quesos, cuajada láctea de Córdoba y dos quesos de El Bucarito de Rota
Todo ello acompañado con diversos tipos de pan y una rica mantequilla
Y llegó el turno de los postres, helado de lima con especias, ron y albahaca
Helado infusionado con madera de barrica, bizcocho de boniato, lemongrass y café
Y como estábamos de celebración tuvieron otro detalle más, ofrecernos una pequeña tartita con vela de cumpleaños, riquísima.
Con un relleno de varias texturas de chocolate, exquisita.
Y, por si era poco, algunos dulces más que eran unos bocaditos espectaculares.
El éxito de Mantúa no es solo de Israel, tiene un equipo a su alrededor que ayuda a ese éxito, Vanessa Toro quien se encarga de asuntos variados, entre ellos de las reservas y atender a los clientes, tema muy importante, pues a veces dejamos de ir a un sitio a comer porque el trato recibido a la hora de reservar deja mucho que desear. Kristell Monot se encarga de los vinos, aconsejando siempre muy bien y atendiendo los deseos de los clientes en lo que a la bodega se refiere. Y, por último, el personal de sala, siempre atento pero sin agobiar. Todo el equipo de Mantúa hace que la experiencia sea extraordinaria y den ganas de volver, que es lo que haremos.
El lagarto ibérico es un delicioso corte del cerdo ibérico que toma su nombre por su forma alargada parecida a tiras que recuerdan un cordón. El carnicero la extrae de la parte situada entre las costillas y el lomo. Es una carne muy rica con vetas de grasa que la hacen muy jugosa. Del lagarto no se desperdicia nada, se come todo, tanto si la hacemos a la plancha como guisada. Hasta hace poco tiempo se usaba para rellenar embutidos, sobre todo caña de lomo, pero está adquiriendo mucha fama por su calidad y se usa también en cocina.
Mi gran amigo y carnicero de profesión Paco Melero me dio en mi última visita a Vejer lagarto o lagartillo ibérico para que lo probara, y la verdad es que está exquisito. En esta ocasión lo he hecho guisado, pero la próxima probaré a la brasa con sal gorda, que debe estar para chuparse los dedos.
Cortamos el lagarto en trozos de unos dos centímetros.
Cortamos el pimiento y la cebolla, y pelamos y cortamos en rodajas la zanahoria. Rehogamos los tres ingredientes en una olla con un poco de aceite, añadimos la carne y la mezclamos bien. Salamos a gusto, añadimos el vino y un poco de agua y lo ponemos al fuego hasta que la carne esté tierna. En olla rápida solo tarda 20 minutos.
La carne queda tiernísima, jugosa, y con un sabor y olor estupendos que le proporciona el vino Oloroso.