Los dulces son la guinda de un buen menú y elemento indispensable de una buena merienda que se precie, los comensales suelen esperar el postre con algo de ansiedad y misterio…¿qué habrá de postre?”, nos solemos preguntar.
Cuando acudimos a tomar un café o un té, éste sabe mejor, se suele apreciar más cuando lo acompañamos de un trozo de tarta ó bizcocho, unas pastas o cualquier otro dulce.
Y no cabe duda que los dulces caseros no tienen comparación con los elaborados de forma industrial. A ello añadimos que el esfuerzo que hemos puesto en hacerlo queda compensado cuando miramos las sonrisas de los que los comen, las ganas con que rebañan el plato y recogen las miguitas, señal de que les ha gustado y han disfrutado tomándolos.
La industria hoy día simplifica la vida fabricando dulces, tartas, bizcochos, que suelen estar cargados de conservantes, estabilizantes…Se venden unos polvos a los que basta con echar leche o agua y meterlos en el horno para que nos salga una tarta con muy buena pinta. Están buenos, pero nada comparables a la repostería casera.
Y no es difícil hacerla, con unos buenos ingredientes, fáciles de conseguir, respetando las cantidades (muy importante en repostería), y un poco de maña, se pueden hacer unos bizcochos y dulces como los de nuestras abuelas y madres, exquisitos, llenos de sabor y más sanos que los industriales. Un postre casero sabe mejor, de hecho en las cartas de los restaurantes enfatizan que los postres son caseros para que sepamos que tienen más calidad.
Un lugar donde podemos degustar una repostería casera magnífica y exquisita, a la vez que disfrutamos de un entorno precioso, es la cafetería de la Hospedería de la Fundación Casa de Medina Sidonia, en Sanlúcar de Barrameda.
Dentro del palacio de los duques de Medina Sidonia, se encuentra la Hospedería, que cuenta con nueve habitaciones, decoradas con muy buen gusto y muy acogedoras. Cada habitación lleva el nombre de una de las casas que se fueron incorporando a la de Medina Sidonia con el paso de los siglos, Moncada, Esclafana, Villafranca, Montalto, Colisano y Vélez. Las tres suites se denominan Medina Sidonia, Catalvuturo y Bibona.
La hospedería también cuenta con una cafetería, rodeada de jardines y galerías de arcos, situada donde originariamente se encontraba un Ribat árabe de finales del s. XI-principios del s. XII. Conserva una puerta islámica del S. XI, así como restos de ventanas y galerías que dan a la plazoleta. Tras la conquista de Sanlúcar por Alfonso X el Sabio, este conjunto siguió usándose, instalándose en el Alcázar Viejo el II Conde de Niebla, quien compró unas casas “que se encontraban en lo alto de la Cuesta de belén”, anexión que contribuiría a agrandar notablemente al conjunto arquitectónico.
Durante los siglos siguientes los distintos señores de Sanlúcar renovaron y modificaron estructuralmente los espacios, y durante los siglos XVIII y XIX el conjunto sufrió un cambio que provocó la destrucción de gran parte de los restos arqueológicos, sobre todo por la colocación de grandes ventanas en la fachada del palacio, para lo cual fue preciso derribar los arcos que hasta este momento se habían conservado.
En la cafetería de la Fundación Casa de Medina Sidonia se puede degustar una buena repostería, cuyo éxito radica en mezclar adecuadamente los ingredientes, ajustar las proporciones y emplear productos de primera calidad, aunando la tradición con los gustos actuales. Las especialidades son la Tarta de Chocolate, hecha según una receta del s. XVIII, la Tarta de Manzana y chocolate:
El Bizcocho de Naranja y Chocolate:
La Tarta de manzanas, con crujiente de frutos secos:
La tarta de Queso y pasas:
Y algunas que son “leyenda” en el mundo de la pastelería, como la Tarta Sacher, exponente máximo de la repostería vienesa:
O la llamada Selva Negra, con bizcocho de chocolate, cerezas y nata:
Muchas de las recetas son originarias de Centro Europa, desde donde Liliane Dahlmann se las ha traido, como la Tarta de Manzana, la Appfelkuchen uno de los postres más populares de Alemania, que se sirve tanto como postre como en la merienda:
El Bizcocho de limón con almendras:
La Tarta de Tres Chocolates:
Desde aquí propongo una visita a Sanlúcar, llegar por la mañana, pasear por sus calles, admirar sus monumentos y casas, tomar manzanilla u otro de sus apreciados vinos, tapear, comer…y, como colofón, tomar café en esta cafetería. Tanto en el interior como en el jardín se está en la gloria, son lugares bellos, acogedores, llenos de recuerdos históricos, y donde podremos degustar esta repostería tan exquisita.
Cuando nos vayamos seguro que pensaremos que hay que repetir, que nos ha sabido a poco. Y, como no habremos podido probar todas las tartas, hay que volver para degustarlas.
Más información en http://www.fcmedinasidonia.com/
Y en http://www.sanlucardebarrameda.es/sanlucar_turismo/
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¡Excelente! Veo que aprovechaste muy bien el viaje a Medina….
No, Charo, esto fue otro día. Pero sí que lo disfruté, y bien. Gracias
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