La semana pasada he estado en Nueva York y, además de pasar muchísimo frío, he tenido la oportunidad de conocer la «gastronomía» neoyorquina. Tengo que empezar diciendo que comer allí es carísimo, y beber alcohol mucho más. No se puede disfrutar de la comida con un buen vino pues los precios son prohibitivos, así que hay que inclinarse por la cerveza…
Por supuesto que en la ciudad de los rascacielos hay miles de restaurantes y sitios para comer, de mejor y peor calidad, de mayor o menos precio…Por ese motivo solo voy a hablar aquí de los que yo he conocido, consciente de que ni están todos los que son ni son todos los que están.
Aquí el McDonald`s de Chinatown.
Antes de comenzar con los locales de comida quiero hablaros de una tienda maravillosa que hay en el Time Warner Center, centro comercial precioso que está en Columbus Circle. La tienda se llama Williams-Sonoma, y a la entrada lo primero que se ve son los cursos de cocina que imparten anunciados en unos carteles.
Los cursos se dan en la misma tienda, en la cocina que tienen montada al fondo de la planta baja. Una pasada.
Un paseo por la tienda y sus distintos departamentos me dejó con la boca abierta, utensilios de todo tipo, con una amplia variedad de cada uno.
Cacharros de cocina, electrodomésticos pequeños, objetos que no sabía ni que existían…
Para los que nos gusta la cocina esta tienda es un paraíso, si vais a Nueva York no dejéis de conocerla.
En primer lugar merece la pena nombrar al Bubba Gump, en el 1501 de la Avenida Broadway, un sitio decorado totalmente con imágenes, frases, objetos…relacionados con la película Forrest Gump. Un establecimiento simpático, en pleno Times Square, donde se toma principalmente gambas y pescado. El nombre hace alusión al amigo de Forrest, Bubba, con quien pensaba asociarse cuando acabara la guerra para montar un bar de gambas, pero el fallecimiento de Bubba lo impidió.
El Forrest`s Seafood Feast son unos cucuruchos con gambas fritas y crujientes, bolitas de pescado y patatas fritas, acompañado de dos salsas y coleslaw, todo riquísimo.
El Jenny’s Catch with Lobster Butter Sauce consiste en unos lomos de pescado sobre una cama de puré de patatas y salsa de espinacas, también muy rico.
Llama la atención que en todas las cartas ponen las calorías de cada plato, debido a que la obesidad estaba haciendo estragos entre la población, y pretenden que sabiendo las calorías que ingieren coman menos. No se si será eficaz.
Es muy agradable Le Pain Quotidien, en el 922 de la Séptima Avenida, ideado por Alain Coumont, joven chef de Bruselas que no encontraba un pan bueno para su restaurante y decidió elaborarlo él. Elaboran y venden pan artesano de muy buena calidad, amasado y moldeado a mano.
También fabrican bollería, croissants, brownies…, todo artesanal.
El restaurante está decorado con mesas largas de madera, con motivos rústicos, proporcionando un ambiente muy acogedor.
Utilizan ingredientes sanos, a veces ecológicos, de calidad, y una simple ensalada está riquísima.
Se puede comprar todo lo que se toma en las mesas, los quesos franceses variados, mermeladas…Y las ensaladas muy frescas y bien hechas.
En La Salumería de Rosi, en el 283 de la Avenida Amsterdam, se respira un ambiente muy agradable, la decoración es típica italiana, y el techo está decorado con un mapa de Italia con los productos característicos de la Toscana, quesos, salami…
Los antipasti Cavolini, Matuffi…están riquísimos.
Las ensaladas muy bien hechas y aliñadas.
La pasta Amatriciana, muy buena.
Las Costina merecen ser probadas, son costillas con una salsa buenísima.
Y de postre una Panna Cotta con salsa de limón estupenda para acabar la comida.
Hablando de Italia hay que dar un paseo por Little Italy, y disfrutar viendo los escaparates de las tiendas, o comer en algunos de los restaurantes que, según me han contado, también están bien.
Llaman la atención los enormes quesos parmesanos y los embutidos que se exponen, típicos de la tierra italiana.
Una chica andaluza a la que encontramos en el Metro nos sugirió que fuéramos a comer al Katz`s Deli, que lo hizo famoso la película Cuando Harry encontró a Sally, y la famosa escena en la mesa de este restaurante.
Está en el 205 de la calle Houston y fue fundado en 1888 por una familia judía, los Katz`s. Al principio solo servían comida kosher, pero poco a poco fue ampliando la oferta hasta hacerse famoso por su producto estrella, el pastrami.
El director, el guionista y el protagonista de la película eran asiduos clientes del local, y decidieron incluirlo en la famosa escena protagonizada por Meg Ryan.
Sus bocadillos de pastrami y de pavo son exquisitos, aunque enormes, y lo mejor es compartirlos, así se prueban los dos.
En el capítulo dedicado a los dulces recomiendo tomar un chocolate helado en Serendipity, también relacionado con el cine por la película protagonizada por John Cusack y Kate Beckinsale . A Serendipity, en el 225 de la calle 60, se le conoce como el paraíso de los postres, sus tartas y copas heladas son, además de llamativas, extraordinarias.
El postre o merienda más famoso es el Frozzen Hot Chocolate, servido en una copa enorme con nata por encima. Precisamente la toman los protagonistas de la película en una de las escenas.
También se pueden tomar cositas saladas, pero hay que dejar sitio para el postre.
Y por último, recomiendo unas tiendas de chocolates, tartas, dulces…llamada Sugar & Plumm, donde son famosos los macarons. Están buenísimos, de varios sabores, no se puede comer uno solo…
Pero repito que en estas tiendas, una de ellas en el 377 de la Avenida Amsterdam, se te antoja de todo, los bombones…
Las tartas…Todo está además muy bien presentado.
Y en el local se puede tomar una buena taza de chocolate caliente, cosa que se agradece en medio de las nevadas invernales.
Sus macarons se pueden comprar también en la zona dedicada a dulces y chucherías de la famosa tienda de juguetes FAO.
Pues hasta aquí un rápido repaso a algunos de los sitios que, si vais a Nueva York, debéis visitar. Hay más, claro que sí, y famosos por sus especialidades, como las albóndigas de The Meat Ball Shop, que me las recomendaron pero no llegué a probar. O las pizzas y tartas de chocolate de Motorino, que tampoco pude degustar…Quedan pendientes para la próxima vez.