Nada más ver la foto de estas costillas de cerdo recién compradas en la Carnicería de Paco Melero en Vejer somos conscientes de que hagamos lo que hagamos con ellas nos va a salir un plato riquísimo, porque la carne que tienen, lo rellenitas que están, y el buen aspecto que presentan están diciendo «cómeme, cómeme…».
En este mi blog podéis ver otras recetas de costillas, guisadas con patatas por ejemplo, que también llevan un poquito de pimentón, pero esta receta tiene al pimentón como ingrediente esencial. Yo uso pimentón de la Vera, con Denominación de origen Protegida.
Como leemos en la página web, su aroma y sabor se obtiene gracias al tradicional sistema de secado al humo. La estabilidad de color es consecuencia del alto grado de fijación de carotenos que se produce en el pimiento durante su cultivo, en el microclima de La Vera, y en su proceso de secado. Por todo ello es el mejor que podemos usar en la cocina.
Vamos a ver cómo se hacen estas costillas.
Qué necesitamos:
- Un kilo de costillas de cerdo buenas
- Una cebolla
- Dos dientes de ajo
- 4 cucharadas de pimentón dulce
- Un vaso grande de vino
- Una cucharadita de pimienta molida
- Aceite de oliva y sal
Cómo se hace:
En primer lugar cubrimos las costillas con pimienta molida y sal. Las dejamos una hora reposar.
En una olla echamos aceite de oliva y sofreímos la cebolla y el ajo cortados en trocitos pequeños. A continuación echamos el pimentón, sin que se queme, las costillas, el vino y sal. Cubrimos con agua y las ponemos al fuego hasta que estén tiernas y la salsa espesita.
Están para comérselas y rebañar el plato…
Si la salsa queda líquida las dejamos un rato más al fuego hasta que espese.
Yo las acompañé con patatas fritas cortadas en dados.
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