Desde que soy bloguera he disfrutado en muchas ocasiones por este motivo, cada vez que nos reunimos un grupo de amigos y amigas con blogs y visitamos algún sitio, por ejemplo, lo paso estupendamente, y no solo por conocer una nueva bodega, un nuevo pueblo, una nueva empresa…, sino también por la compañía, porque somos gente dispuestas siempre a pasarlo bien, a disfrutar con esta actividad sin fin lucrativo alguno, que solo pretendemos pasar un buen rato. Y de vez en cuando se presentan ocasiones como esta invitación de la Venta Aurelio para conocer sus productos, sus platos, sus instalaciones…y, si nos gusta, darla a conocer, hablar bien de ella, animar a los lectores a visitarla. Tengo que decir que yo nunca escribo nada negativo en el blog, si algo no me gusta no lo pongo, no soy quién para “criticar”, solo escribo cosas buenas y positivas, eso sí, si de verdad me lo parecen.
Y este es el caso de la Venta Aurelio, situada entre Rota y Chipiona, regentada por Daniel Castro Tirado, quien amablemente nos invitó a Pilar Ruiz Rodrígez-Rubio y su madre Cristina Rodrígez-Rubio, del blog Aprendiendo a cocinar, y a mi a conocer su venta y los platos que allí preparan.
Está situada en la Barriada Montijo nº 12 de Chipiona, con acceso a través de la carretera A-480 de Jerez o bien yendo desde Rota. Muy ceca se encuentra la Playa de Montijo, visita obligada en verano.
El restaurante ocupa una antigua casa de campo, en las afueras de la población, lugar idóneo para alejarse de la vida urbana y donde se respira aire puro, acrecentado por la cercanía de Doñana.
Tengo que empezar diciendo que me llamaron la atención varias cosas, como la calidad de las materias primas que usan en la cocina, de la mano de su jefe de cocina Ramón Castro Tirado. Las verduras, como los pimientos asados en horno de leña, eran de primera calidad, acompañados por una melva fantástica.
Siendo este un plato muy conocido y abundante en las cartas de bares y restaurantes, no todos están tan buenos y están bien hechos.
El pan está amasado la noche anterior, reposado y horneado por la mañana temprano.
Otra cosa que me llamó la atención fue el servicio, y en él incluyo los detalles en la mesa, como el mantel y las servilletas de tela, detalle que se agradece, que por el hecho de que sea una venta no hay porqué comer con mantel y servilletas de papel que se ensucian y rompen enseguida. Las copas, cada una distinta según el tipo de vino que fuéramos a tomar. Los cubiertos y platos que los iban cambiando según se iban ensuciando. Cuando se picotea y prueban varios alimentos, unos con salsa, otros con cáscaras… choca mucho que no los cambien al pasar de uno a otro.
Pues todos esos detalles fueron muy cuidados por Pedro Sánchez, el Jefe de Sala, quien estuvo siempre atento a nosotros, dándonos a conocer y probar lo que nos tenía preparado.
Empezamos probando sus famosos caracoles, que en esta época es uno de los mayores atractivos de la venta. Atractivo y fama totalmente justificados.
Seguimos con cabrillas en una salsa esectacular.
Uno de los platos estrellas es el calamar relleno de huevas, huevos de choco y langostinos.
El tamaño de estos calamares es enorme y por ello el relleno necesita de varios kilos de estos ingredientes tan exquisitos.
El resultado es unas rodajas de calamares rellenos, fríos, acompañados con mayonesa, que quitan el hipo.
Las croquetas de corvina, originales y buenísimas, nos trajeron como acompañamiento las primeras pattas fritas. Otro punto a su favor ya que eran patatas cortadas y fritas en casa, y ya sabéis a lo que refiero con eso. Nada de patatas congeladas, todas muy bien cortaditas y similares, pero sin sabor. Estas patatas fritas estaban para comerse un kilo.
Siguieron varios platos más de los que disfrutamos con su elaboración y sabor, como una fabada con ingreientes de categoría, muy muy bien elaborada.
Berza con todos sus habíos, habichuelas, garbanzos, tallos y acelgas, una exquisitez. Los guisos son una de sus especialidades.
Revuelto de ortiguillas…buenísimo.
De otros platos solo hicimos fotos, eran para otras mesas, pero quisimos dejar constancia de lo que allí se puede tomar, aunque no los probáramos, porque sinceramente ya estábamos bastante bien servidas.
Un arroz marinero con esta pinta.
Cazón con tomate y de nuevo patatas fritas buenísimas.
Y de postre, después de esta comida lo más adecuado es tomar fruta, que ayude a la digestión.
Pero ¿quién no prueba algunas de las tartas caseras, como la de queso? o el tocino de cielo…
A mi me gustan mucho los tocinos de cielo pero tienen que ser caseros y bien hechos, y este era de categoría.
Todos estos platos fueron acompañados por buenos vinos, como esta manzanilla maravillosa, Barón.
Y el nuevo Petit Forlong, del que pudimos comprobar su alta calidad.
Hablando de vinos hay que hacer notar también la gran variedad de vinos con que cuentan, y nos adelantó Pedro Sánchez que están elaborando una Carta especial de vinos para poder ofrecerla a los clientes.
Desde aquí queremos en primer lugar dar las gracias a Daniel Castro Tirado por su invitación y felicitarlo por su buen hacer en la cocina, así como a Ramón Castro Tirado, a Pedro Sánchez, y a Eduardo Gutierrez, a estos últimos por su trabajo en sala. Quede esta foto como recuerdo de un día estupendo con ellos.
Y por último animar a los que me estáis leyendo a visitar la Venta Aurelio, porque no solo no os va a defraudar sino porque vais a comer estupendamente, ser bien atendidos, y os iréis de ella con la intención de volver. Así lo hicimos nosotros.
Tenía curiosidad por este sitio, del que ya me habían hablado. Parece de buen nivel. Gracias.
Sí, Charo, la comida muy buena y el servicio también.