Sabemos que marinar consiste en dejar un alimento cubierto con algún producto durante un tiempo para que adquiera un sabor y textura distintos. En el caso del salmón marinado los productos básicos que se usan son sal y azúcar, con algunas especias añadidas.
De esta receta hay muchas y similares, básicamente cambian en las cantidades de sal, azúcar y el tiempo de marinado que varían de una receta a otra. La función de la sal es disolver la proteína que encoge las fibras musculares dando así a la carne su aspecto compacto.
En los países nórdicos, donde se crían muchos salmones, esta receta es muy común y se trasmite de padres a hijos, solo Noruega con sus aguas frías, puras y cristalinas produce el 70% del salmón que se consume en el mundo. En nuestros mercados es también fácil encontrar salmón fresco, por lo que hacerlo en casa no va a resultar ningún problema.
Qué necesitamos:
- Un lomo de salmón de medio kilo aproximadamente
- Medio kilo de sal gruesa
- Un cuarto kilo de azúcar
- Eneldo
- Pimienta molida (optativo)
Cómo se hace:
Limpiamos bien el salmón y le quitamos las espinas que, como son grandes y se ven con facilidad, no es difícil.
Mezclamos el azúcar, la sal y el eneldo. Se le puede añadir pimienta molida. En un recipiente en el que quepa el salmón echamos la mitad de esta mezcla, colocamos encima el pescado y cubrimos con el resto de la mezcla. Debe quedar cubierto por todos los lados. Cerramos el recipiente y lo dejamos 24 horas en el frigorífico.
Transcurrido este tiempo lo sacamos y le limpiamos bien la mezcla, si es necesario se lava debajo del grifo con cuidado.
Quitamos la piel, si la tenía, y lo cortamos en láminas finas, o daditos si así lo preferimos.
Está exquisito y lo podemos usar para acompañar ensaladas, para hacer canapés con tostaditas y queso, en fin…el uso que nuestra imaginación nos diga. Y sin conservantes ni colorantes…
Pingback: Salmón en dos texturas | La fritada