Este es uno de esos platos que se pueden dejar hechos desde unos días antes y, conservado en el frigorífico, poderlo usar un día de esos que no sabemos qué poner de comer o improvisar una cena. Muy sencillo de hacer y muy versátil, ya que lo podemos tomar solo, acompañado de puré, de mermelada, de alguna salsa…Un gran apaño, una ayuda para cualquier ocasión.
Qué necesitamos:
- Medio kilo de pechuga de pollo
- Tres lonchas de jamón (ibérico mejor)
- Un huevo
- Pan rallado
- Pimienta molida
- Sal
- Mantequilla
Cómo se hace:
Picamos y mezclamos el pollo con el jamón, una pizca de pimienta molida y sal. Si no tenemos en casa algún elemento de cocina que pique carne, le podemos pedir al vendedor de pollos que nos lo haga él. Pero hoy día solemos contar en casa con picadoras, batidoras, robots de cocina…que lo hacen.
En un cuenco añadimos el huevo batido y un poco de pan rallado. Este último hasta que la masa sea consistente. Le damos forma de rollo, como de un salchichón grueso.
Lo envolvemos en papel de aluminio untado con mantequilla para que facilite que se despegue luego. Lo metemos en el horno precalentado a 180º, durante una media hora.
Lo sacamos y dejamos enfriar. Una vez enfriado quitamos el papel de aluminio y lo cortamos en rodajas.
Como he dicho antes, lo podemos acompañar con patatas, fritas o en puré, o darle al plato un toque dulce acompañándolo de mermelada, de tomate, frambuesa…De todas las formas está riquísimo.