Comienza a hacer frío y van apeteciendo los platos calientes, los guisos, los pucheros, que poco a poco van sustituyendo a los gazpachos, salmorejos y ensaladas. Aunque no quiere decir que no sigamos tomando ensaladas, y muchas por cierto, pero es verdad que el cuerpo pide tomar platos acordes con el tiempo que haga, frío o calor.
Los garbanzos con espinacas es uno de mis platos favoritos de verduras. Muy nutritivo porque a las legumbres les añadimos verduras, y muy rico porque bien hechos están buenísimos.
La espinaca es una verdura típica del invierno, de color verde intenso que nos indica que tiene mucha provitamina A y ácido fólico, que nos aporta proteínas, minerales y vitaminas. También proporciona más potasio que el plátano y magnesio. Algunos estudios han demostrado que previene el cáncer…en fin…qué más queremos. Con razón las tomaba Popeye cuando quería ponerse fuerte…
Un consejo para hacer este plato, es mejor usar espinacas frescas pero, si no es posible, se pueden usar congeladas.
Qué necesitamos:
- Un kilo de espinacas
- Un cuarto kilo de garbanzos cocidos y tiernos, pueden usarse los del puchero
- Tres dientes de ajo
- Una cucharada de pimentón dulce
- Un huevo por comensal
- Un vaso de caldo
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Cómo se hace:
Cubrimos el fondo de una olla con aceite y freímos los dientes de ajo. Separamos la olla del fuego y echamos el pimentón, para que no se queme. Removemos. Añadimos las espinacas limpias y cortadas y las rehogamos.
Cuando estén refritas echamos los garbanzos tiernos y removemos de nuevo, añadiendo el caldo y sal a gusto.
Dejamos que se haga y, cuando las espinacas estén tiernas, ya tenemos lista la parte principal que podemos tomarla sola, pero en esta receta hemos añadido un huevo cuajado.
Solo nos falta cuajar un huevo. Echamos los huevos en la olla, con cuidado de que no se rompan, y separados para que se unan lo menos posible. La ponemos a fuego muy suave hasta que los huevos se cuajen. Y listo, un plato muy rico y completo.