Ayer escribí sobre Vejer y dejé a Las Delicias para un post aparte, pues estuvimos en este precioso establecimiento en dos ocasiones el mismo fin de semana y quiero escribir también sobre él. Cuando se va a cenar a un sitio un día y se vuelve al siguiente…motivos habrá. Y los hay, es un lugar cómodo, se está a gusto, es precioso, hay música en vivo algunas noches (nosotros disfrutamos de música de jazz), y se come de maravilla y a muy buen precio.
Un antiguo teatro que estuvo activo de 1840 a 1920, abandonado para ese uso desde entonces, ha pasado a ser un magnífico restaurante. Cuatro jovenes emprendedores lo han rehabilitado, todos ellos buenos profesionales cada uno en su especialidad.
Han recurrido al interiorista Gaspar Sobrino para su decoración, el mismo que con tanto gusto ha rehabilitado el Mercado de San Francisco.
La altísima bóveda ha sido recubierta con palés de madera, y también de palés cuelgan las originales bombillas. Han conservado el andamio que sirvió para la construcción y lo han llenado de plantas.
El antiguo escenario es la barra, flanqueada por cortinas que simulas palcos de teatro con sus espectadores y todo. Como un trampantojo.
Fue inaugurado el 23 de mayo del pasado 2013 y hasta ahora ha tenido un constante éxito. Cerraron para descansar un tiempo el mes pasado y cuando volvieron a abrir ya tenían reservados todos los almuerzos y cenas. Un éxito total y justificado.
Yo conocí a Víctor Gomar, el responsable del establecimiento, un hombre encantador, amabilísimo. Héctor Sanz es el jefe de cocina y juntos forman un tandem perfecto. Víctor es un empresario muy capacitado en todo lo relacionado con la gestión y administración de empresas, pero sobre todo destaca en las relaciones públicas, su simpatía y amabilidad deja al cliente con las ganas de volver, por el trato recibido tanto por él como por los camareros. Héctor ha trabajado en el Celler de Can Roca y en la sesión de pastelería y dulces del Hotel Ritz de Madrid. Sus platos son de calidad, bien elaborados, buenísimos. Ocho he probado de la carta, cuatro cada día que he ido, y los ocho estaban exquisitos. He aquí algunos.
Croquetas de choco con su tinta
Tostón con foie y manzana caramelizada
Croquetas de pringá
Carpaccio de presa ibérica
Paté de perdiz
Hamburguesitas de atún
Ensaladas variadas, molletes…Una variada carta donde escoger.
Y los postres, como este de Queso con arándanos
Todos los detalles estan cuidadísimos, las mesas de madera como las antiguas de cocina pero con cristal por encima.
La iluminación, las cartas
Los cubiertos…Todos los detalles están cuidadísimos.
Hasta los servicios son espectaculares, para Men y Women, todo diseñado con un gusto exquisito.
Y también llama la atención algo muy importante, el precio de los platos. Además de buenos y bien elaborados son baratos. Ninguno supera los ocho euros, oscilando entre los cinco y seis. ¿Se puede pedir más?.
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