Estamos en Cuaresma y es un tiempo en el que se toman más verduras, por tradición o por creencias se toma menos carne, y los potajes de Cuaresma y los platos de vigilia abundan en las cocinas.
El pisto se toma todo el año, a mí me encanta hacer pisto porque, además de rico, es un plato muy versátil. Lo uso para rellenar berenjenas, para rellenar empanadillas, como ingrediente de cocas, con pasta, con huevos a la flamenca…
Otra rica opción es acompañarlo con un huevo frito…para luego mojar pan y chuparse los dedos.
Qué necesitamos:
- Una berenjena grande o dos más pequeñas
- Un calabacín grande o dos más pequeños
- Un vaso grande de tomate frito
- Una cebolla
- Tres dientes de ajo
- Un pimiento verde
- Un vasito de vino oloroso, fino…que sea bueno
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Un huevo por persona

Cómo se hace:
Picamos todos los ingredientes. En una sartén grande y profunda, o en una olla, echamos aceite y sofreímos la cebolla, el ajo y el pimiento. A continuación echamos las berenjenas y calabacines, las rehogamos y añadimos sal, agua y el vino, y las dejamos hacer hasta que estén tiernas.

Deben quedar sin líquido, añadimos el tomate frito y removemos bien para que se mezcla todo.
Ya tenemos el pisto. Freímos los huevos y servimos en cada plato un huevo frito con una porción de pisto. Este plato requiere un buen pan para mojar en el huevo y rebañar el plato…
